LA ADRENALINA BUSCA NUEVAS VÍAS DE ESCAPE
ARBORISMO, PARKOUR Y STREET LUGE, LA ÚLTIMA MODA
Las actividades físicas de riesgo, se renuevan
constantemente, en busca de desafíos inéditos relacionados con la
velocidad, la supervivencia, la altura…de ahí que no dejen de aparecer
nuevas disciplinas.
EL RIESGO COMO FORMA DE VIDA
Descender ríos de alta montaña, a bordo de una embarcación, o superar
los 100 km/h a lomos de un trineo, ilustran el creciente afán por el
consumo de adrenalina y el desafío de las leyes de la gravedad.
Los deportes extremos continúan ganando adeptos de un
tiempo a esta parte. Parece como si algunos se hubieran cansado de
asumir lo convencional y lo que mueve a la masa. Otros están
descontentos con la idea de competir en grupo, para alcanzar un bien
común.
Esa rebeldía va acorde con una mentalidad cambiante. La gente quiere marcarse retos y superarlos, quiere eliminar las tensiones de todo un día y quemar la adrenalina de toda una semana en tan solo unos segundos. Quiere romper con la monotonía e interactuar con el ambiente que le rodea. Quiere sentir la velocidad, el riesgo y el equilibrio, en definitiva.
Esa rebeldía va acorde con una mentalidad cambiante. La gente quiere marcarse retos y superarlos, quiere eliminar las tensiones de todo un día y quemar la adrenalina de toda una semana en tan solo unos segundos. Quiere romper con la monotonía e interactuar con el ambiente que le rodea. Quiere sentir la velocidad, el riesgo y el equilibrio, en definitiva.
Por eso, cada vez son más las empresas de ocio que
ofrecen la posibilidad de realizar deportes de aventura en plena
naturaleza. Los registros crecen a la par que las disciplinas que
adquieren el grado de extremo, que ya se sitúan en torno al medio
centenar.
Expertos en el tema sostienen que el éxito de estas actividades radica en la satisfacción personal, y el consumo de adrenalina que conllevan. Todas ellas permiten al deportista superarse día a día, porque cada uno depende de sí mismo, y no del trabajo de compañeros o adversarios, como ocurre en otras muchas disciplinas deportivas.
ARBORISMO
El arborismo es una forma diferente de aunar actividad física y naturaleza, que se convierte en un reclamo inmejorable para poner a prueba desafíos de velocidad, agilidad y destreza. La vegetación se asocia con los deportistas para ofrecerles un amplio abanico de juegos, con los que será más fácil divulgar la importancia de los ecosistemas en un mundo repleto de polución.
La receta con la que se ha cocinado este nuevo
deporte está compuesta, básicamente, por un ingrediente: El árbol. Para
trazar el sendero que separa uno de otro, los aventureros, siempre
sujetos a fuertes medidas de seguridad, deberán enfrentarse a todo tipo
de plataformas naturales suspendidas en el aire, como puentes colgantes,
troncos, tirolinas, cuerdas y redes.
PARKOUR
A comienzos de la década de los 90, se sentaron las bases de lo que hoy se conoce como “parkour”.
Fue en Lysses (Francia), donde David Belle y un grupo
de jóvenes (entre ellos Sebastien Foucan y los actuales miembros del
grupo Yamakasi), comenzaron a fomentar una actividad que, con el paso de
los años, se ha ido extendiendo por todo el mundo. Los “traceurs”, como se denomina a los que practican
este deporte, se desplazan de un punto a otro, lo más fluidamente
posible, utilizando las habilidades del cuerpo humano. Por el camino
deberán ir sorteando las barreras que se encuentran en el ambiente, y
que pueden ser de origen natural (árboles, ríos, formaciones rocosas…) o
arquitectónico (vallas, muros, escaleras…)
STREET LUGE
El street luge forma parte de la familia de deportes de inercia, una saga en la que se engloban las modalidades consistentes en descender puertos de montaña u otras pendientes asfaltadas con vehículos impulsados únicamente por la fuerza de la gravedad.
Este trineo monoplaza, con el que se han llegado a
rebasar los 150 kilómetros por hora, está formado por un chasis de
aluminio de entre 1,5 y 2 metros, ejes y ruedas. Su conductor, que
permanece acostado sobre él durante el trayecto, aprovecha la fuerza y
la inclinación de su cuerpo para guiarlo y las plantas de sus pies (que
se suelen cubrir con una plancha de goma antiabrasión) para frenar esta
particular medio de transporte.
SALTO BASE
Modalidad de paracaidismo en la que, a diferencia de éste, el salto no se realiza desde una aeronave, sino desde un objeto fijo.
Modalidad de paracaidismo en la que, a diferencia de éste, el salto no se realiza desde una aeronave, sino desde un objeto fijo.
Precisamente, base, la palabra que da nombre a este deporte, está formada por las iníciales inglesas de las cuatro estructuras desde las que se pueden desafiar las leyes de la gravedad: “bulding” (edificio), “antenna” (antena), “span” (arco de puente) y “eart” (tierra).
Para llevar a cabo esta práctica, se necesita un
paracaídas especial, ya que los tiempos y fuerzas que intervienen en su
apertura son muy diferentes a los factores que rodean al salto desde un
avión. Por la tanto, y teniendo en cuenta su brevedad, sería inútil el
uso de un dispositivo de emergencia, porque no se dispondría de tiempo
material para activarlo.
HIDROSPEED
LA OPORTUNIDAD DE ENFRENTARSE SOLO CONTRA LAS AGUAS.
En esta modalidad, y a diferencia del “rafting”. Se descienden los ríos en un bote unipersonal.
El hidrospeed, es una actividad en auge entre las amantes de las disciplinas acuáticas y los que se quieren iniciar en ellas.
Se trata de un deporte náutico de descenso de ríos de
montaña a borde de una embarcación individual, la cual se controla a
través de las maniobras corporales del navegante. El principal rasgo que
le diferencia del rafting es que, en esta última modalidad, el bote
neumático está ocupado por varias personas.
El instrumento imprescindible, para disfrutar de la
fuerza de las aguas cristalinas, es el hidrobob, similar al de nieve,
pero con algunas adaptaciones que lo hacen idóneo para ser utilizado
sobre esta superficie.
Sus dimensiones (1,5 metros de
longitud aproximadamente) convierte al hidrospeed en una actividad de lo
más dinámica. Los deportistas, cuyas piernas se encuentran sumergidas
en el agua, deben utilizar sus extremidades inferiores como timón para
conducir la embarcación. Esta tarea también se consigue gracias a los
brazos, que se hallan sujetos a las manillas ubicadas en la parte
delantera del hidrobob.
Como la virulencia con la que las aguas descienden desde las montañas es bastante elevada, los navegantes deben ir provistos con un equipo que guarda muchas similitudes con el utilizado en el rafting: equipo aislante de submarinista, casco, chaleco salvavidas y unas aletas de inmersión (para mantener los pies calientes y protegidos).
Por este motivo, y para evitar los meses más duros
del invierno, se recomienda practicar el hidrospeed entre abril y
octubre y, preferiblemente, coincidiendo con las horas centrales del
día.
Aunque su puesta en escena no requiere preparación
especial ni curso de iniciación, resulta pertinente ponerse a las
órdenes de un guía experto durante la primera toma de contacto. Entre
otras cosas, porque su desarrollo requiere altas dosis de energía, ya
que durante la práctica se alternan fases aeróbicas (un esfuerzo gradual
y prolongado en el tiempo) con fases anaeróbicas (un esfuerzo intenso,
pero no prolongado en el tiempo).
PARAMOTOR
OTRA MANERA DE SURCAR EL CIELO
La evolución de la disciplina, posibilita los vuelos por parejas y para gente sin experiencia previa.
El paramotor es la forma más sencilla de aviación ligera: un parapente y un generador de aire. Para volar en solitario, es necesario realizar un curso práctico y teórico, con entre 8 y 10 horas de vuelo, además de un examen al final del curso.
Cuando empezó en Francia, a
finales de los 80, los motores eran menos potentes; ahora lo son más,
por lo que se ha abierto la ventana a la gente con menos preparación
física, y a los paramotores biplaza.
El material recomendado consta de casco, botas,
guantes y pantalón largo. El paratike, una nueva modalidad surgida hace
pocos años, facilita aun más la práctica, ya que incorpora un triciclo
que ayuda en el despegue.
SPEEDRIDE
VOLAR SOBRE LA NIEVE
Combinación perfecta entre el esquí de velocidad y el vuelo en parapente, el speedriding permite una movilidad insospechada por pistas habitualmente inaccesibles, así como la posibilidad de volar sobre las rocas para sortear nuevos y diferentes caminos.
Se recomienda que la gente que quiera practicarlo,
tenga un buen nivel de esquí y sea capaz de bajar pistas rojas.
Actualmente ya existe un Campeonato Internacional de Speedriding.
COASTERING
EN SINTONÍA CON ROCAS Y MAR
Las actividades de aventura en torno a las regiones litorales dan nombre a esta disciplina.
Caminar por desfiladeros, saltar al agua desde un acantilado después de
haber escalado sus escarpadas
rocas, y bucear bajo cuevas marítimas son
algunas de las actividades que, más de un lector, habrá hecho en algunas
vacaciones en la playa.
Hoy día, todas estas tareas alrededor del mar cobran una denominación: coastering.
Precisamente, fue uno de los
litorales más conocidos y con mayor belleza virginal, el de
Pembrokeshire (Gales) el pionero en realizar rutas de este tipo hace 20
años. “No pudo ser más simple: nos pusimos un traje de neopreno, un
casco de seguridad y los monitores guiamos a los alumnos a sortear
obstáculos, escalar y saltar acantilados convirtiendo las rocas, cuevas y
olas en puros juguetes”, explica Beese, profesional de este deporte.
Se recomienda este deporte para toda las familia, ya que se puede
practicar a partir de los ocho años de edad.Entre los deportes que incluye, ya que puede
cosiderarse que se alimenta de todos ellos, se encuentran el senderismo,
los saltos de altura al agua, la exploración de cuevas terrestres, las
tirolinas sobre el mar, el buceo, la escalada de travesía, el rápel, el
puente de cuerda, la exploración de cuevas a nado y el regreso en barco.
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